Una de las cosas que más nos gustan de tener un blog de restaurantes es la posibilidad de descubrir nuevas culturas a través de la comida. Dicho de otra manera, conocer mundos diferentes al nuestro utilizando la comida como excusa.
Y eso es lo que nos permitió hacer el restaurante de comida kosher (judía) Shaq Shuq del Gòtic (calle Ferran, 15), que organizó un acto de inauguración el pasado domingo.
La comida kosher es aquella que cumple con los preceptos del judaísmo, cuyos fieles solo pueden consumir alimentos que se consideran puros o “limpios”. Según nos explicaron en el Shaq Shuq, un rabino se encarga de visitar el restaurante cada día para certificar que tanto los alimentos como las formas de trabajarlos son plenamente kosher.
Más allá de la religión, la alimentación kosher es saludable y equilibrada, por lo que los restaurantes judíos tienen un buen éxito en muchos países, sobre todo en aquellos con una comunidad judía numerosa y visible, como Argentina o Estados Unidos.
Entrar en el restaurante Shaq Shuq es una invitación no sólo a comer bien (que también) sino sobre todo a descubrir una nueva tradición culinaria. Veámoslo.
Respecto a la carne, los judíos solo consumen animales que tienen pezuñas partidas y rumian. Las dos características deben darse al tiempo, por lo que animales como el cerdo o la liebre no pueden entrar en una dieta kosher.
Como tampoco pueden hacerlo los mariscos, ya que la Torá solo permite el consumo de animales con aletas y escamas. Nada de langostas, ostras o cangrejos, por ejemplo.
Otra de las especificidades de la comida kosher es la prohibición de que en una misma cocina convivan las carnes con los lácteos. En Shaq Shuq “salvan” este hándicap utilizando leche de soja o leche de coco tanto en los cafés como en los postres.
De hecho, los judíos sí toman leche, pero deben esperar seis horas para hacerlo si antes han consumido carne. Esta costumbre deriva de una frase de La Torá: “No cocinarás al cabrito en la leche de su madre”. Curiosamente, después de tomar lácteos solo hay que esperar media hora o una hora para comer carne.
Las frutas y hortalizas deben estar muy bien lavadas por manos judías y el vino, también, debe haber sido elaborado por judíos.
En Shaq Shuq tienen vinos de la empresa Elviwines, que elabora y comercializa vinos y cavas naturales y kosher de calidad en varias DO: Rioja, Ribera de Júcar, La Mancha, Montsant, Priorat, cava y Alella. No la probamos, pero también tienen sangría kosher. El vino que probamos era un vino kosher manchego: Viña Encina.
Viña Encina es un vino mevushal, que quiere decir hervido o pasteurizado. El vino se hierve porque de lo contrario una persona no judía no podría manipularlo (ni siquiera servirlo en una copa).
La Torá tampoco permite consumir sangre ni animales en que se vea sangre. Los animales deben ser sacrificados de cierta manera para ser consumibles y los que han muerto por causas naturales, como enfermedades o defectos en sus órganos internos, están prohibidos.
En Barcelona, según nos comentaron en este restaurante, viven unos 200.000 judíos. Ellos son el principal público potencial de este nuevo restaurante kosher de Barcelona, que quiere ser, sin embargo, mucho más que un restaurante para los judíos de Barcelona. Quiere ser un restaurante de referencia tanto para los turistas judíos que visitan nuestra ciudad como, sobre todo, para los barceloneses inquietos a los que les gusta descubrir nuevas culturas y nuevas maneras de entender tanto la gastronomía como la vida.
¿Sois de esos a los que os gusta probar todo lo nuevo?
En este otro post os damos los detalles de todo lo que comimos en el Shaq Shuq. De momento os adelantamos una cosa: Lo disfrutamos mucho.
Y os dejamos la ubicación del Shaq Shuq