En la calle Aribau 41, en lo que hasta hace poco era una librería, abrió hace unos meses un nuevo restaurante de la “saga” Pla: el Pepa Pla. El local mantiene estanterías llenas de libros y tiene un cierto aire a café literario y bohemio que resulta muy atractivo para una noche (o mediodía) en pareja o con amigos.
Cada día, en el Pepa Pla, cuatro jóvenes apasionados de la gastronomía crean, innovan, divierten y se divierten. Ellos son el mexicano Rodrigo Alfaro, que es el chef, Ludovico Cortes, su segundo, que es italiano, la chilena Camila Espinoza, que es la sumiller y jefa de sala, y Belén Baldassare, argentina, la segunda de la sala.
Esta mezcla cultural del equipo permite al Pepa Pla ofrecer una carta basada en productos catalanes, influenciada por otras gastronomías y absolutamente deudora del ingrediente que más nos gusta en la cocina: la creatividad.
El Pepa Pla tiene una propuesta saludable (ni siquiera tienen freidora, no pidáis bravas ni chocos, este restaurante no va de eso) y huye de la manipulación excesiva de los productos y de las salsas. Ofrecen calidad, y no están dispuestos a enmascararla, cosa que nos parece muy bien.
Su carta es corta pero variada, así que cenar allí nos permitió probar platos bastante diferentes en su conceptualización. Además, y debido a la asombrosa sabiduría enológica de su sumiller, Camila Espinoza, el Pepa Pla apuesta por el maridaje de vinos y ofrece una extensa carta de vinos libres, sin sulfitos o con pocos sulfitos. Charlar un rato sobre vinos con Camila y dejarse aconsejar por ella es una experiencia que vale la pena vivir en el Pepa Pla. Así que si cenáis allí, no lo dudéis, pedidle que os recomiende algún vino. A nosotros nos dejó probar varios de ellos, cada uno maridando alguno de nuestros platos.
Empezamos con un matrimonio de boquerones y anchoas. Un plato simple y a la vez original: La anchoa está dentro del boquerón y la unión de ambos en la boca permite notar sus contrastes.
Seguimos con el magret de pato, cuyo toque cítrico nos encantó.
Después probamos la pizza Okonomiyaki y foie, un guiño a la cocina japonesa.
Y el bocadillo de pulpo, acelgas y romesco, quizás el plato más atrevido de su carta.
Cerramos con un delicioso plato de pluma ibérica con berros, otra muestra de cómo es posible hacer una excelente cocina con poca manipulación del producto.
Cerramos con un postre muy bueno y con un chupito de ratafía, muy típico en el Pepa Pla.
Estamos en Facebook. ¿Nos sigues?