Tras un verano lleno de makis, paellas, ceviches y tacos, os confesaremos que nos apetecía un montón salirnos de lo previsible y conocer sabores y texturas nuevas.
Dicho y hecho, nos fuimos a descubrir la gastronomía coreana al Café Modu, un restaurante abierto en mayo de este año en la calle Minerva de Barcelona. La experiencia, ya os lo adelantamos, nos encantó.
El Café Modu es el restaurante de una coreana enamorada de Barcelona, Sunny Seonghwa Pong, que es además la chef del restaurante. Eso garantiza al Café Modu un sello de autenticidad que lo hace muy atractivo. Cuenta, además, con una encargada española, Yas, que es una enamorada de la cultura asiática. La pasión por Asia se le nota, y eso hace que resuelva con ilusión las preguntas de los clientes sobre Corea y su gastronomía.
Como era nuestro primer contacto con la comida coreana, Yas eligió por nosotras.
Así pudimos probar el plato estrella de la cocina coreana, el Bibim-bap. Probamos el de marisco y el de ternera.
Bibim-bap, significa, literalmente, comida mezclada, y en eso precisamente consiste el plato: Es un cuenco de arroz con vegetales, huevo y, en este caso, marisco o ternera. Antes de comerlo hay que mezclarlo bien y aliñarlo con salsa picante y salsa de soja. El Bibim-bap va frecuentemente acompañado de un plato complementario. En el Café Modu lo sirven con una sopa de algas llamada Miyeok Guk, que se parece a la sopa de miso japonesa aunque es algo menos sabrosa.
Probamos también los jamoncitos de pollo fritos con salsa de soja, ajo y miel (Honey Garlic Chicken) y su versión picante (Spicy Honey Carlic Chicken). Cabe decir que la comida coreana es muy picante, y en Café Modu la aligeran un poco para adecuarla al paladar occidental. Cuando en la sala, en vez de catalanes, hay coreanos, la chef se deja ir y cocina “a la coreana”, es decir, sin escatimar en picante.
Siguiendo con este recorrido por la cocina coreana, nos trajeron otra de las especialidades del país: Arroz cocido con vegetales y huevo envuelto en alga prensada. Se llama Kimbap y aunque visualmente se parece a los makis japoneses se cocina de diferente manera (el arroz no lleva vinagre) y sabe de otra manera. También probamos las empanadillas fritas de Corea, que se parecen a las gyozas pero tienen poco que ver en el sabor.
Nos quedaba otra sorpresa: los refrescos más típicos de Corea. Nos trajeron un refresco de coco y otro de pera. El de coco incluso tenía trozos de coco flotando, lo que además de regalarnos una textura no esperada en un refresco daba al vaso una imagen preciosa.
No podíamos irnos sin probar el alcohol típico de Corea. El Soju, un destilado de arroz similar al vodka con el que los coreanos muchas veces acompañan sus comidas. Por lo visto, marida bien con el picante… Vaya mezcla, ¡sólo apta para valientes!
Salimos de Café Modu satisfechas por todo lo que habíamos probado. Sabores nuevos, indescriptibles, totalmente alejados de lo que conocíamos de la gastronomía asiática. Una gran experiencia. Recomendable al 100%.
Por cierto, tienen un menú a 10 euros con el Bibim-bap como plato estrella.
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