“Mai pet, mai aloe”, dicen los tailandeses. O lo que es lo mismo, “no pica, no gusta”. Y es que la cocina tailandesa se basa, precisamente, en el picante.
El uso de las especias y la combinación de sabores (picante, ácido, dulce, salado y amargo) son otras de sus características. Comer o cenar en un restaurante tailandés, por tanto, es siempre algo muy sabroso. Sobre todo si cocinan bien, como es el caso del Thailandés (Diagonal-Pau Claris).
Tienen un menú de 15 euros los días laborables (18 euros los festivos) que permite conocer algunos de los platos más característicos de la cocina tailandesa, como los curris, el Pad Thai, las brochetas satay o los arroces salteados. Una curiosidad, por cierto: El arroz es tan importante en la cocina tailandesa que en tailandés comer se dice “Kin Khaw”, que significa literalmente comer arroz.
Volviendo al menú del Thailandés, os contamos que está compuesto por 11 primeros y 11 segundos y tiene la bebida y el postre incluidos.
Para empezar, pedimos una ensalada de langostinos con lemon grass, pepino y cebolleta. Estaba aliñada con limón picante y llevaba cilantro, combinación que hizo que el sabor nos recordara ligeramente a un cebiche.
También pedimos unos pinchos de pollo satay marinados en especias. Muy, muy buenos.
Además de estos primeros, también hay varias sopas (sopa thai de langostinos, sopa de wonton, sopa de leche de coco…) , tres tipos más de ensaladas (como la de ternera aliñada), un plato de langostinos y unos rollitos de verduras.
Elegir un segundo es igual de complicado. Hay curris (se puede elegir entre pedirlo de ternera, de pollo o de tofu y con curry amarillo rojo o verde), fideos de arroz, arroces alteados, woks, costillas de cerdo, pollo a la parrilla…
Fans como somos del curry, nos pedimos un curry rojo de pollo con leche de coco y verduras frescas y unos Pad Thai (fideos de arroz con huevo, salsa de tamarindo y cacahuete tostado).
El restaurante, de ladrillo visto, es bonito. Para acceder a él tienes que bajar unas pequeñas escaleras que hacen que té dé la sensación de que estás entrando en una pequeña cueva.
Os dejamos su ubicación:
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