Cuando se quiere explicar qué es el Marketing Emocional, es frecuente ejemplificarlo con Coca-Cola y su capacidad de vincular la marca -millones mediante, por supuesto- con la felicidad. Coca-Cola no es un refresco, es un vínculo con la felicidad, con el entusiasmo y con la promesa de ser eternamente joven.
Stop, please. No os habéis equivocado de post. Ahora hablamos de la comida india y del Surya.
El Surya de Pau Claris (hay otro en Muntaner) no vende comida, vende emociones. El Surya es la promesa de un “viaje a las calles de Mumbai llenas de color, olor y sabores exóticos” en el que “la carta refleja de manera creativa la mejor comida india que se sirve en los quioscos clandestinos de comida en las ciudades de la India”.
Ignoro si el Surya tiene un consultor de Marketing tras su proyecto, pero si no lo tiene lo parece. ¿Veis cómo va mucho más allá de ser un restaurante indio? De esos hay muchos en Barcelona. Es mucho más que eso: Es un viaje, son sabores exóticos, es colorido, es la clandestinidad. Es una experiencia. Es puro Marketing emocional. Como Coca-Cola.
Mola.
El local es una invitación a pasear por una ciudad india. La barra del restaurante, que simula un autobús con sus ruedas y todo, te acerca más al concepto de “indian Street food” y el colorido del local te recuerda a esa ciudad que imaginas que debe ser Mumbai.
La carta imita un periódico de papel (seguimos estando en la calle, quizás con niños vendedores de periódicos en las esquinas) y por si no te aclaras del todo o quieres probar algo diferente ahí están los camareros y camareras, de los más atentos que hemos visto últimamente.
Hacen varios tipos de curris: el Butter Chicken (que es su plato estrella), el pollo o cordero Korma (un curry cremoso y poco picante con coco y frutos secos) y el pollo (o cordero) Tikka Massala, que es el que pedimos porque queríamos algo picante. Lo acompañamos con arroz basmati y un poco de pan naan, el típico pan indio hecho con harina de trigo y levadura. No lo probamos, pero tienen naan con queso, con ajo y con chile. Ya sospechábamos que había que volver…
No queríamos acabar estos párrafos sobre el Tikka Massala sin contaros una anécdota. Resulta que es un plato indio mucho más popular fuera que dentro de su país. Dicen que compite con el pollo Tandoori, otro clásico, como emblema de la cocina del sur de Asia en medio mundo. Tanto que un exministro británico, un tal Robin Cook, lo definió como el “verdadero plato nacional de Gran Bretaña”. ¡Ays! ¿Dónde habrá quedado el fish and chips? 😉
Volviendo al Surya, pedimos también unas brochetas al Tandor, que es un horno muy típico de la India que permite que los alimentos mantengan el jugo y el sabor y que muchos dietistas consideran la manera más sana de cocinar. Para acompañar, pedimos unas vadas de patata (samosas) que no nos impactaron demasiado.
Después de este paseo por la comida callejera de la India -qué bien suena eso de “Indian Street Food”-, de una botella de un Rivera del Duero llamado Fulanito (lo pedimos porque nos hizo gracia el nombre) y de pedir hasta postre (un Kulfi, que es un helado típico de la India hecho con cardamomo, pistacho y leche condensada), salimos del Surya con la sensación de que habíamos descubierto un gran restaurante que recomendaríamos y al que volveríamos.
Valió (mucho) la pena.
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