Teatro, cena y copa siempre es un buen plan. Y más si es en buena compañía. Así decidimos poner el cierre ayer viernes a una semana algo durilla. No hablaremos de la obra de teatro que vimos ya que no nos dejó demasiado buen sabor de boca. La verdad es que esperábamos más de La bona gent, una obra protagonizada por Mercè Arànega y Àlex Casanovas que llegaba a Barcelona después de triunfar en Broadway. La noche mejoró con la elección del restaurante: Las Fernández, un local algo alternativo en el Raval de Barcelona (calle Carretas) comandado por tres hermanas del Bierzo apellidadas Fernández, claro.

Las Fernández parte de la cocina tradicional mediterránea, con algunas excelentes materias primas del Bierzo, para darle un toque de sofisticación y modernidad. El resultado es más que bueno tanto para el oído (al leer su extensa carta me hubiera gustado pedir un plato de cada) como para la vista (presentación) y, sobre todo, que es de lo que al final de trata, para el paladar. Si vais, no os dejéis perder las croquetas de varios ingredientes, las patatas espanzurriadas con chorizo (el nombre ya sugiere que estarán sabrosas, ¿verdad?) y el risotto (qué pocos restaurantes no italianos hacen bueno el risotto, por cierto).

El vino del Bierzo que probablemente os recomendarán sale por unos 14 euros y nos gustó. El ambiente del local es informal, divertido (más apropiado para ir en grupo que para una cena romántica) y algo ruidoso, la atención es buena y el precio adecuado, no llegó a los 25 euros por persona.

Para la próxima vez, me quedo con las ganas de probar combinaciones como los rollitos de lacón rellenos de aguacate gratinados y las setas en ensalada al queso de Posada de Valdeón y nueces. Suena bien, ¿verdad? Mejor sabrá.

La noche acabó en el bar Ambar después de conocer el bar Marsella, un homenaje auténtico al Raval que ya no existe, al Raval de las absentas y la bohemia, al Raval del siglo XIX. El Marsella es una vuelta al pasado, un bar sin música para facilitar la conversación, un bar que lucha por su futuro después de que los propietarios del edificio les hayan invitado a irse de donde está.