Vaya por delante que si alguien nos invita a cenar al Botafumeiro o al Barceloneta no diremos que no. Ahí queda eso. Pero quería empezar este proyecto hablando de los restaurantes de Barcelona a los que vamos con asiduidad porque nos gustan y porque nuestro bolsillo no sale de ellos sangrando. Así que estas son nuestras cinco elecciones (sobre las que prometemos extendernos más en un futuro):

1. Restaurante Momos, en Gracia. Es uno de nuestros descubrimientos de este año. Prometen en su web ayudarnos a “viajar con el paladar” y lo consiguen. El dueño se llama Jordi, y es un intrépido viajero que vivió en diferentes países asiáticos trabajando en restaurantes. Después volvió para abrir Momos y ofrecer en pleno barrio de Gracia los platos que más le gustan de cada país asiático que conoció. Es acogedor, tiene vinos económicos y ecológicos que no están nada mal y un tartar de salmón difícil de olvidar. Está en la calle Pedro Martínez de la Rosa.

2. El 68. Otro restaurante de Gracia que acabamos de descubrir (ayer mismo, en el cumple de mi amiga Estel). Tiene pinta de bareto de pueblo y es algo ruidoso, pero la comida es muy buena, el vino de la casa es un Penedès de siete euros más que aceptable y las tapas que comimos como entrantes y los segundos que devoramos nos supieron genial. Recomendamos especialmente el risotto (buenísimo) y la coca amb recapte con berenjena.Y las papas arrugás, claro. Está en Milà i Fontanals 68.

3. Amir de Nit. La comida libanesa está de moda en Barcelona, ciudad cosmopolita y atenta a las minorías. Dicen que los libaneses han adaptado para su cocina lo mejor de la gastronomía árabe y la turca, y este restaurante ubicado en la plaça del Sol es una buena muestra de ello. Podéis degustar, cómo no, el hummus (puré de garbanzos y pasta de sésamo), el falafel (una especie de croqueta de garbanzos) o la ensalada fattoush. Yo, que nos confesamos algo clásicas, siempre nos decantamos por alguno de sus platos de pollo especiado.

4. Da Greco. Fue durante un tiempo (hasta que conocimos el Momos, para ser exactos) nuestro restaurante preferido de Barcelona. El que hace para nostros la mejor pasta del mundo. Probamos la ensalada Porta Porta (con el mejor parmesano que hemos probado nunca) y los tortellini de trufa blanca al gorgonzolla y pensamos que nunca más volveríamos a otro italiano que no fuera ese. La decoración rococó del local, con lámparas señoriales y asientos de apariencia decimonónica ayudan a pensar que estás asistiendo a una velada especial. Si además te encuentras a Dani Alves en una ocasión y a Thiago Alcántara en otra piensas que no se debe comer nada mal allí. Está en Jardinets de Gràcia, y tiene la peculiaridad que te sirven un plato degustación con la pasta que toma tu acompañante.

5. Kawai. Un oasis a pocos kilómetros de Barcelona, en la playa de Gavà. Un espacio de 12.000 metros cuadrados con barbacoa y café lounge. Nos gusta el Trikini trufado (bikini con trufa blanca), la ensalada Uai, las alitas de pollo y el homenaje de huevos fritos con caviar de Río Frío. Todo muy bueno, al lado de la playa, con zona para que los niños jueguen. Pero aviso: Puedes ir a comer y acabar tomando copas a las tres de la mañana, el entorno chill out invita a quedarse haciendo “penúltimas”.